90 años después la lucha continúa / Borrokak darrai

La revolución de los bolcheviques ha cumplido 90 años: es joven, y esa afirmación no es ninguna paradoja, porque el comunismo sigue siendo la juventud del mundo como dijo Alberti. No son pequeños los retos que esperan: los hijos de la revolución de octubre deben seguir aprendiendo de sus errores, empuñando con firmeza la bandera de la libertad, de la democracia, del socialismo, de la justicia, de la dignidad. El reflector del crucero Aurora que horadó la oscuridad en la Petrogrado revolucionaria, y vio después el asedio de los nazis que se cobró las vidas de un millón de leningradenses en los días de la guerra de Hitler, seguirá iluminando los días que vendrán.

Higinio Polo.

RESOLUCION DEL COMITE NACIONAL DE GAZTE KOMUNISTAK

“90 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE”

Bilbao, 7 de noviembre de 2007

 

 

LA LUCHA CONTINÚA / BORROKAK DARRAI

 

Lejos queda el estruendo de los cañones del crucero “Aurora”, que en la  madrugada del 25 de Octubre de 1917, dieron la señal a los obreros, marineros y soldados de Petrogrado, dirigidos por el Partido bolchevique, para tomar al asalto el Palacio de Invierno, derrocar al gobierno burgués e instauran el poder de los soviets.

En 1917, los soldados rusos  se negaron a luchar en la I Guerra Mundial, los trabajadores ocuparon las fábricas  y los campesinos dividieron la tierra de los terratenientes.  En aquellos momentos cruciales para la historia, los comunistas rusos, los “bolcheviques” supieron encabezar y apoyaron estas acciones  bajo el lema “tierra, paz, pan”.

En aquel lejano Octubre, los trabajadores elegían comités en sus lugares de trabajo al igual que los soldados en sus barracones, a los  que llamaron soviets. En el  congreso nacional de los soviets  se eligió un gobierno liderado por comunistas.

Este gobierno sacó a Rusia de la guerra mundial, dio plenos derechos a las mujeres, legalizó la homosexualidad y eligió mujeres como ministras. El gobierno bolchevique  declaró que todas las partes del antiguo imperio ruso  tenían derecho a independizarse  y dio su apoyo a todos los movimientos anticoloniales del mundo.

Esa fue, a pesar de la visión distorsionada  y negativa que el capital intenta imponer la verdadera Revolución de Octubre , aquellos “diez días que conmovieron al mundo”, supusieron uno de los mayores cambios de la historia, por primera vez la clase trabajadora demostraba que no era una utopía la posibilidad de tomar el poder.

Se pasó de los discursos a los hechos, a constituir un foco de inspiración para la clase trabajadora mundial. Pues si algo tenían claro los revolucionarios de octubre al igual que lo tenemos los de hoy es  que la revolución en un solo país carece de sentido. Hoy más que nunca en este mundo globalizado donde el capital es más fuerte que nunca, donde tiene más flexibilidad y capacidad  de movimiento es donde  el carácter internacionalista de  Octubre nos debe servir de ejemplo.

Es cierto que tras la revolución se cometieron graves errores, es cierto que en gran medida se convirtió  la economía rusa en un capitalismo de estado en manos de la burocracia, alejado del proyecto de control obrero inicial. Pero esos errores sólo deben servirnos para aprender de ellos, nunca para renunciar a tan glorioso pasado de lucha por la emancipación de la clase trabajadora.

Hoy en día que las condiciones de vida de la humanidad se agravan cada vez más, que las condiciones que impulsaron a la lucha a las trabajadoras y soldados rusos se acentúan de forma “sutil” en el llamado primer mundo, mientras la violencia, la guerra imperialista de rapiña y la represión las imponen en los países del tercer mundo los valores de octubre siguen estando presentes.

Hoy en día vemos como  en Euskal Herria la precariedad, la imposibilidad de acceder a una vivienda y la limitación a la hora de emanciparse que supone para la juventud, la falta de una verdadera democracia alejada del mercadeo de promesas y votos,  la represión de ideas, la rebaja de los impuestos a las empresas y la subida de la carga fiscal a la clase trabajadora hacen más necesarios que nunca los ideales de igualdad, justicia, socialismo que defendía la revolución  de octubre y los comunistas de la Unión Soviética.